En
medio de la cumbre del G8 en Irlanda del Norte el pasado martes, el presidente
Enrique Peña Nieto hizo una de las declaraciones más fuertes de lo que va de su
gobierno. Junto a los mandatarios de las potencias políticas y económicas del
mundo, dijo que la modernización de Pemex pasa por su apertura al capital
privado. De paso, le pintó sus cuadernos a la oposición al comprometerlos a
sacar las reformas necesarias para esta apertura de la petrolera paraestatal.
Para nadie es novedad que tocar el tema de Pemex es uno de los puntos agudos en
la política nacional. Y es que no es poca cosa.
Fuente: vanguardia.com.mx |
A
pesar de la caída en la producción de crudo, México se mantiene entre las
primeras naciones productoras de petróleo del mundo, con un nada despreciable
noveno lugar con 3.56% de la producción mundial. Estamos por encima de
importantes productores mundiales como Kuwait, Brasil y la petrolizada
Venezuela chavista. Si lo vemos desde el punto de vista de las compañías, la situación
es aún mejor, pues Pemex es la octava compañía petrolera más importante del
mundo, con una producción de 3.6 millones de barriles al día.
Con
estos datos queda claro que Pemex sigue siendo una importante fuente de
ingresos para el país que, si bien podría producir aún más, no es para nada
despreciable su presencia internacional en el mercado energético. He ahí el
debate. Los impulsores de los cambios alegan que es necesario que Pemex vaya
por más producción y por los nuevos yacimientos que se encuentran en
territorios de difícil exploración para los que se requiere inversión y nueva
tecnología. Los detractores de la apertura argumentan que, de abrir la empresa
a participación privada, las ganancias serán para ellos y consideran que la
solución está en el combate a la corrupción y las prebendas sindicales, que no
son cualquier cosa.
En
lo personal, considero que la mejor solución es una mezcla de ambas posturas.
Hay que aceptarlo, el Estado mexicano está rebasado por su gasto corriente e
invertir en la petrolera está fuera de sus posibilidades presupuestarias. Una
aportación privada podría refrescar la empresa y permitirle explorar nuevos
horizontes. Sin embargo, me parece fundamental que se limitara la participación
a solo mexicanos, para evitar las fugas de capital que la izquierda alega. En
paralelo, el combate a la corrupción y el adelgazamiento del poder sindical es
indispensable en la modernización de Pemex. En pleno siglo XXI, no podemos
seguir soportando el dispendio oneroso y la vida de lujos de los Romero
Deschamps a costa del presupuesto petrolero. Esta operación no está peleada con
la apertura.
Lamentablemente,
dudo mucho que ambas posturas pudieran reconciliarse. Ya surgió Marcelo Ebrard
como defensor de Pemex a pedir un debate con Peña Nieto y el lopezobradorismo
nacionalista lo respaldará. En contraparte, el PRI y sus aliados, chuchos y
maderos, ya están enarbolando las bondades de la apertura. Diálogo de sordos,
como suele suceder en la política mexicana. Hablar de Pemex en México es casi tan
escabroso como sugerir que Juan Diego no existió o que las Chivas de
Guadalajara deben incluir extranjeros en su nómina. Sin embargo, la Caja de
Pandora debe abrirse, porque Pemex no puede sostenerse con un sistema
administrativo surgido en los años cuarenta del siglo pasado, con una realidad
muy distinta en los años dieces de este siglo XXI.
1 comentario:
Pienso que el asunto del petróleo y Pemex, si bien, como dices, no es poca cosa, es un tema condenado a la obsolescencia; y la energía, tiempo y recursos que se le destinan son por mucho, más de lo que merece. Discutimos sobre un recurso al que se le han calculado 5 décadas de vida restante. ¿La discusión, y más aún, la acción, no debería estar en otro lado? Otras fuentes energéticas, reducción del uso de combustibles y productos derivados del oro negro, cuidado y preservación de otros recursos naturales en verdad vitales para cualquier forma de vida en el planeta... como el AGUA, son tan solo una lluvia de ideas.
La gente se queja del costo de la gasolina, pero no se da cuenta que esto deriva de los ríos de gasolina que dejamos correr en Periférico a las 8 de la mañana y más tarde a las 6 (sólo por señalar un horario); nuevas y mejores formas de transporte o el simple mejoramiento de nuestras vías cambiarían nuestra perspectiva y también nuestras prioridades.
Por otro lado, me parece un poco ingenuo que crean que al "cerrar" la inversión a capital privado mexicano vamos a evitar fugas... ¿Si habrán escuchado hablar de los prestanombres?. De esos está llena la industria mexicana. Basta con darnos una vuelta por las playas mexicanas...
En fin, sigamos trabajando por un mejor mundo.
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