Ahora que es 10 de mayo y todos nos acordamos de nuestra progenitora (y no de la de otros porque se nos cerraron en el tráfico), este espacio se ha puesto a indagar sobre los músicos de rock que han recordado a la suya, y en ocasiones hasta la de otros.
Han sido muchos los artistas, sobre todo pop, que han dedicado algunos versos para referirse a su mamá. George Michael en “Mother’s Pride” hablaba del orgullo de la mamá al enviar a su hijo a la guerra emulando las glorias y hazañas de su padre, ese gringuísimo cliché del belicismo fatuo y sin sentido. Madonna en “Mother and Father” recuerda los momentos felices con su madre hasta los cinco años, pues la canción narra su pérdida a esa corta edad para así comenzar una época difícil en la que su padre trató de guiarla y fracasó. Por su parte, Cindy Lauper en “Mother” juega con la palabra madre para evocar el origen de los Estados Unidos en su madre patria
la Inglaterra, recordándoles que, aunque todo el mundo sigamos empeñados en decirles que no tienen, ¡sí tienen madre!
En una actitud completamente distinta (y punk, sobre todo), Blink 182 se propone celebrar el Día de las Madres (“Mother’s Day”) tocando, mamando y fornicando; no sé a quién (tal vez quieran evocar a Gael y Diego en cierto filme de Cuarón). Esta canción puede considerarse un tanto cuanto “desafortunada” para dedicarla el día de hoy. Pero si de canciones roqueras dedicadas a la madre hemos de hablar, hay dos que destacan de sobremanera.
En primer lugar, nos referiremos a The Doors y su edípica “The End”, donde retomando la trama central de la tragedia de Sófocles (donde Edipo mata al rey, su padre, y toma a la reina, su madre, como esposa), Jim Morrison se propone matar a su padre y fornicar a su madre. Esta canción fue un gran revuelo en su época donde pocos podían observar el sentido evocador al clásico griego y sí una gran falta a la moral cristiana de una sociedad más conservadora que la actual. Con esto no sería la primera ni será la última vez en la que alguien se refiera a Morrison como “adelantado a su época”.
La gran estrella de las canciones roqueras matriarcales se la lleva Pink Floyd, indiscutiblemente. Uno de los capítulos más significativos del conceptual álbum “The Wall” es la canción que Roger Waters dedica a una madre protectora que, si bien cuida que nadie le haga daño a su hijo y le resguarda del posible mal, también lo ata a su regazo y evita que éste viva su libertad y su plenitud; le transmite sus miedos, pero le permite cantar, liberando la ventana poética de la vida de su hijo. Sin duda esa fue la única salida que tuvo Roger Waters en su complicada infancia y que, como haya sido, reconoce que fue su madre quien le abrió esa puerta que hoy lo hace uno de los músicos rock más reconocidos en el orbe.
Con este brevísimo recuento, pues hemos dejado fuera de este texto a muchos otros artistas, nos podemos dar cuenta de que los roqueros tienen madre… y a mucha honra. Si Alex Lora gritaba sin decoro: “¡¡¡Mamá, préndele a la radio que va a salir el Tri!!!” y el rock no queda humillado, también este humilde blogero puede pedirle a mami que en este su día, aunque sea ella, lea este recóndito y arrumbado blog.