miércoles, 18 de abril de 2007

Virginia Tech, Jeremy y el rock

Tras la masacre ocurrida en el Virginia Tech este lunes donde han perdido la vida 33 personas, una serie de reflexiones se han desatado en los medios estadounidenses en torno a un problema cada vez más común en el vecino país del norte.
Mucho se comenta sobre la facilidad con la que se puede conseguir un arma, las endebles medidas de seguridad en los centros educativos, la necesidad de cambiar las leyes para permitir a los maestros (por lo menos) portar armas en escuelas y universidades, la fragilidad emocional de las mentes juveniles y otra serie de reflexiones pertinentes.

Sobre esta última, algunos grupos de derecha han vinculado históricamente estos desajustes mentales en jóvenes a su consumo de rock. Que si AC/DC es un nombre que invoca al anticristo, que si Judas Priest ha sido responsable del suicidio de un joven en Gran Bretaña, que si Marilyn Manson influyó en los asesinos del caso Columbine en Estados Unidos. Pero nadie reivindica lo que el rock ha hecho por denunciar estos problemas.

El mejor ejemplo es "Jeremy" de Pearl Jam. La letra denuncia uno de los primeros casos de violencia escolar en Estados Unidos. En 1991, en una escuela en las afueras de Dallas, Texas, un escolar se suicidó frente a sus compañeros de clase. El hecho ocupó un lugar importante en los noticieros y periódicos de Estados Unidos, y con la distancia que otorgan los años, puede decirse que fue el inicio del interés mediático en esta nueva forma de violencia, según lo relata Carlos Sierralta en su ensayo "Reflexiones en torno al discurso antiurbano de Pearl Jam" (www.bifurcaciones.cl/001/Sierralta.htm).

La denuncia del problema la hizo el rock de forma anticipada y ahora hay quien lo quiere hacer culpable. "Jeremy" se anticipó al problema, vio el inicio de un asunto que se convertiría, 16 años después, en un asunto que consterna a la comunidad internacional y que pone en entredicho el sistema de valores y libertades bajo el que se conduce la sociedad estadounidense. Bien lo decía Miguel Ríos: "el rock no tiene la culpa de lo que pasa aquí".