lunes, 30 de noviembre de 2009

Más sobre el arte y sus recovecos

Para Gaby, David y, en especial, a Leonardo... e Ivonne


He dicho del arte, espejo anapsíquico de pliegues y des-pliegues, de su potencial creador y de lo que lo hace ser lo que es. Más allá de su esencia y su capacidad visualizadora, ahora quiero explorar otra parte esencial del mismo, que de alguna forma estuvo presente en mis cibercharlas de esta noche y que, como corolario a las mismas, es ampliamente justo aludirlo en este espacio.

El arte nació de la tragedia. Esta pequeña oración, de claro origen nietzschiano, nos ocupará unas líneas. Porque así como a Ulises se le mostró la vida nuevamente cuando vio Ítaca tras su largo regreso, así como Dante miró el Paraíso con mayor fulgor después de cruzar los inframundos, es así como el arte que emana de la tragedia se nos postra irremediablemente a los que, cual Ave Fénix, nos hemos encontrado con unas cuantas cenizas de nosotros mismos y hemos tenido que hallar el arte dentro de las mismas.



¡¡Benditos aquéllos que se redimen en un verso!!

¡¡Bienaventurados los que saben que la metáfora no sana, pero permite vivir!!

¡¡Dichosos los que suturan el alma con aliteraciones, pues mundos nuevos siempre les serán desvelados!!!

¡¡Redimánse, amigos míos!! Encuentren en sus propias artes los pliegues de la melancolía, donde yacen los placeres y goces ocultos para aquéllos que no han tenido la fortuna de volverse a inventar.

Anagnórisis y catarsis... Vivan los dos momentos del arte... después de ello, nada vuelve a ser igual.

Buscando el tuétano del arte

Con mucho cariño, para Gaby y Lorena


Diálogos. La sociedad humana se ha creado con base en ello. Platón lo reveló y nos mostró que el conocimiento humano, sea del tipo que sea, será capaz de rebasar siempre sus límites a partir de las frases que van y vienen, de las preguntas que yo sólo no soy capaz de resolver.

En ese espíritu platónico, me propongo a responder una pregunta hallada en un blog hermano (http://cronopianivolesca.blogspot.com/2009/11/que-hace-que-el-arte-sea-arte.html):

¿Qué hace al arte ser arte?



La pregunta ha sido contestada en el citado sitio desde Chagall, Cortázar, Nietzsche, Borges y Flaubert. Después de tan fuertes nombres, cualquiera pensaría en abstenerse a responder la pregunta, pues el talento de estos artistas basta para saber que lo dicen desde un profundo e intenso lugar de sí mismos, ese que los obligó a volverse artistas.

Contestaré desde un lugar muy borgiano, aunque ya haya sido citado: EL ESPEJO, el arte es un espejo del alma. A través de las obras que no proceden de la razón, sino de la imaginación, se dan una serie de autoreconocimientos en los dos actores que se reflejan en una obra, el autor y el espectador.

Complemento el espejo borgiano con el concepto de "obra viva" de Kandinsky. El arte es un espejo vivo que cumple con la función de hacer reflejar aquello que tanto el autor como el espectador requieren que sea mostrado con respecto a su alma, además, en el preciso instante en que ello se requiere. Reflejo anapsíquico (no puede ser anamórfico, pues no trabaja con el cuerpo, sino con el alma), la expresión artística permite explorar en el juego de pliegues y des-pliegues, de esos que le gustan a Deleuze y Barthes. El alma muestra así los recovecos que de otra manera se mantendrían velados e indescifrables para el mundo y para nosotros mismos.

Espejo vivo, fabricante de mundos alternos, el arte nos es esencial para el autoconocimiento, tanto a nivel individual como colectivo. Por eso, Velázquez nos mira atentamente al crear el cuadro; no porque nos pinte a nosotros suplantando a los reyes en el espejo, sino porque mira en los reyes y en nosotros aquéllo que no ha podido mirar antes en sí mismo. El artista se mira al espejo cuando la obra nace.