Ayer tras la horrenda actuación del capitán de la Selección Mexicana, Francisco Javier “el Maza” Rodríguez ante Italia, la afición lo ha tomado como el chivo expiatorio tras sus constantes errores en las salidas y en la marca sobre Mario Balotelli, situación que generó en los últimos minutos el gol de la victoria para los azzurri.
Foto: diez.hn |
Así llegó al PSV holandés, con ciertas dudas sobre sí tenía o no capacidad para destacar en Europa. En Holanda no logró regularidad en las tres temporadas que estuvo en Eindhoven, aunque su avance en técnica y orden táctico fue notorio en esa época. De ahí pasó un año a la Bundesliga con el Stuttgart, donde regresaron los cuestionamientos sobre su nivel, ya que dejó de ser titular, acusando poco respeto al orden táctico del equipo, lo que devino en la pérdida de confianza de su entrenador. De ahí oyó el canto de las sirenas televisas y regresó a México con el América como la contratación bomba para el Clausura 2013. Se ajustó bien a la línea de 3 que implementó el Piojo Herrera, junto con Diego Reyes y Aquivaldo Mosquera, saliendo campeón con el equipo de Coapa.
Pero aquí surgió en situaciones extra cancha un Maza inestable, soberbio y poco acertivo. En primer lugar, se repatrió con el odiado rival de su equipo de cuna, situación que nos habla de un tipo sin convicciones firmes; a todas luces fue el dinero su prioridad con este movimiento. Súmele los elogios de periodistas televisos a los jugadores americanistas, pues el defensa central era ahora el "capitán" de la zaga mexicana, casi como en su momento lo fue Rafa Márquez. Obvia decir que el Maza perdió piso. Varios eventos lo mostraron. Un dedo pintado ante la cámara en un juego de Selección Nacional, seguido de una declaración muy desafortunada al valorar más su campeonato con los azulcremas por encima del logrado con los rojiblancos tapatíos. Al final, este domingo, las circunstancia le recordaron que marcar a Balotelli era muy distinto que al "Chuletita" Orozco, mostrándose temeroso y falto de recursos futbolísticos y hasta físicos para detener al moreno delantero italiano.
Seamos honestos. El Maza es un jugador inflado desde origen, que se desubicó aún más en el América y que hoy termina por ser el signo evidente de que la Selección mexicana responde a los intereses de Televisa, que hay jugadores que juegan en Selección porque Emilio Azcárraga y sus patrocinadores así lo desean. Si alguno de ustedes cree que estará en la banca el miércoles ante Brasil, lamentablemente creo que se equivocan. Si insistieron en Layún hasta hacerlo el héroe del América, por qué no creer que también el Maza puede reivindicar, aunque hoy, hoy #todoesculpadelMaza.
1 comentario:
Lamentablemente el negocio del fútbol convierte totalmente al futbol en negocio... Más al mexicano que, pienso, últimamente se ha visto mucho peor.
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